Cubriendo el expediente de la memoria histórica

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por Chema Alvarez

Es de agradecer que el Ayuntamiento de Montijo, a través de su concejalía de cultura, auspicie actividades como la exposición del proyecto “Tras las huellas de la memoria histórica de Extremadura”, una exposición y un ciclo de cine y arte organizada por la ARMHEX, la asociación memorialista extremeña, que durante estos meses recorre la región como fórmula de reivindicación de la verdad, justicia y reparación de las víctimas del franquismo.

Sin embargo choca que a día de hoy Montijo cuente aún en su callejero con cuatro nombres franquistas, así catalogados en la relación de vestigios toponímicos de la Guerra Civil y el franquismo de la provincia de Badajoz: la calle Legión, la calle Ruiz de Alda, la plaza Capitán Cortés y la calle Hipólito Gragera Barragán.

Todo ello a pesar de que en el pleno municipal de abril de 2016, el alcalde actual del Ayuntamiento de Montijo y su grupo político, el PSOE, se comprometieron a cumplir con la Ley de Memoria Histórica y cambiar dos de los nombres franquistas (Ruiz de Alda y Capitán Cortés), exceptuando así el de Hipólito Gragera Barragán, por suscitarle este último diversas dudas dado que algunos vecinos decían de él que era un “hombre bueno” e hizo grandes cosas por el pueblo. Hipólito Gragera Barragán fue fundador y secretario de Falange en Montijo, donde entre mediados de agosto y finales de noviembre de 1936 se asesinó a más de 100 personas por su adscripción republicana, cuyos restos en su mayoría aún no han sido encontrados ni identificados. Entre las “cosas buenas” que hizo don Hipólito está la de costear la “Cruz de los caídos” que todavía hoy día se levanta en el parque municipal, cuyo gasto ascendió en 1940 a 100.000 pesetas, cuando más de medio pueblo se moría de hambre y lo que quedaba del otro medio de miedo.

Casi dos años después de aquel pleno y coincidiendo con la exposición de la ARMHEX no se ha cambiado el nombre de ninguna calle en Montijo. Tampoco se ha cumplido con casi ninguno de los compromisos adquiridos por el Ayuntamiento: no se ha instado a la Iglesia de la localidad a que quite o tape de la fachada de la Ermita de Jesús, en pleno centro del pueblo, un azulejo de la Virgen que conmemora en su leyenda la victoria fascista de 1939 (más bien, al contrario, se colabora gratuitamente y al paso alegre de la paz con las cofradías que la mantienen), así como en ningún momento se ha instado a la Junta de Extremadura, en calidad de corporación municipal, a que se declaren Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Sitio Histórico, las antiguas Colonias Penitenciarias Militarizadas, el campo de concentración donde fueron esclavizados miles de presos republicanos forzados en la construcción del canal de Montijo y parte de la presa del mismo nombre.

Cabe decir que esta reclamación -finalmente aprobada en pleno de la Asamblea de Extremadura, a instancia de Podemos Extremadura- se encuentra actualmente en una vía muerta, tras el rechazo de la enmienda presentada por Podemos Extremadura a los presupuestos autonómicos que preveía una dotación económica para su preservación y centro de interpretación. En cuanto al Ayuntamiento de Montijo, no ha mostrado el más mínimo interés por saber en qué momento está la tramitación del expediente, actualmente pivotando entre unas y otras consejerías sin que ninguna quiera emprender su incoación. Por no preocuparse, el Ayuntamiento montijano ni tan siquiera ha atendido la reivindicación de diversos colectivos del pueblo para que se ponga una mínima señalización cercana a las colonias que indique su situación y su significado histórico, si bien el pueblo está lleno de carteles que avisan de la ubicación de otros parajes cuya veracidad es relativa, como la Laguna de las Encantás, una charca abrevadero de cuyas aguas, supuestamente, emergen tres luminosas ninfas con intención de conceder deseos en la noche de San Juan.

Los alcaldes de Montijo y Puebla de la Calzada (pueblos lindantes en lo territorial y en lo histórico) disponen de cargos prominentes en el PSOE de Extremadura, algo que les permitiría cambiar las cosas, agilizar los trámites, reparar el daño. Como tantos otros políticos, es de suponer que llegaron a su ocupación actual por diversos avatares de la vida, tan legítimos como cualquier otro que invite a trabajar por el bien colectivo, pero entre los que se excluye el compromiso con alguna causa cívica o social ajena a los intereses de su partido y que exige batallar contra viento y marea, sólo en la oscuridad como decía el poema de Tagore que tanto le gustaba a Gandhi, porque en esas batallas aparentemente perdidas es donde se encuentra la dignidad de quienes luchan y por quienes luchan, y con el tiempo la Historia suele dar la razón a quienes las tuvieron que dar en circunstancias tan adversas.

Resulta cómodo y poco arriesgado acallar la conciencia frente al compromiso de la memoria histórica situando una placa en memoria de todos los que murieron en defensa de la libertad y la democracia (como recientemente han hecho ambos ayuntamientos en las respectivas cruces de sus pueblos, sin moverlas de sus sitios) u organizando jornadas sobre memoria histórica. De ese modo se cubre el expediente y se está a bien con todos los vecinos, sobre todo con quienes no ven en el simbolismo de tales monumentos (o nombre de las calles) la evidencia impune de los crímenes cometidos y el dolor nunca olvidado de los familiares de las víctimas.

Lástima que ser socialista excluya, para algunos, la verdad, justicia y reparación que le deben a su propio partido.