La noche oscura en la que el alma busca tirar los ripios

Contenedor místico
Contenedor místico
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por Chema Álvarez

Distinguido señor director de ventadigital:

Sírvase su señoría publicarme los siguientes versos que, a modo de liras y cual copia cuasi literal de los escritos por el pobre Juan de la Cruz –carne de presidio bajo la férula de los calzados, sin cuya condición no tendríamos esa joya de nuestra literatura que es el Cántico espiritual- vienen a remedar el alarde de misticismo que debió de sentir el vecino o la vecina, alma perdida en la noche oscura, cuando arrojó en contenedor de reciclaje de plástico -sin pensárselo o porque creyó que al fin y al cabo de plástico se trataba- los escombros que aparecen en esta fotografía tomada en una de las calles de Montijo en las primeras horas de hoy, nada más clarear el día.

Canción en que canta el alma de un vecino o vecina de la villa de Montijo su unión mística con la inmaculada indecencia.

En una noche oscura,
justo antes de la mañana
(¡oh dichosa basura!)
salí sin ser notada,
a jondear la jodía persiana.

A oscuras y segura,
huyendo de la vecinal mirada,
(¡oh dichosa basura!)
a oscuras y en celada
cometí con ímpetu la trastada.

En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
salvo qué coño haría,
dónde tirar la persiana podría.

¡Oh noche que me guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!,
¡oh noche que juntaste
un trasto con trastada,
trastada en un necio transformada!

Y dándome lo mismo,
ajena a la elemental conciencia,
ausente de civismo,
deposité mi natural esencia,
agotando de los vecinos su paciencia.

Volvíme y olvidéme
del escombro allí depositado,
y orgullosa quedéme
tras haber realizado
tan cívica labor de reciclado.

Chema Álvarez, discípulo del Pájaro solitario.