por Daniel Germán | Extremeños Centenarios
Ana Romero Vargas
Ana Romero nació un 24 de julio de 1924 en la calle Angosta de Puebla de la Calzada, Badajoz, fruto del matrimonio formado por Don Agustín Romero Romero, de oficio zapatero –que trabajaba en una zapatería donde hacía botas para los señoritos de la época unas botas altas para ir de caza muy bonitas, él decía que las hacía con sus «Maninas” mote que se les quedó a la familia hasta día de hoy “Los Maninas”– y de Doña Santa Varga Casco, dedicada a las casas de los señoritos –además «también fabricaba pinceles para blanquear las paredes y los vendía–.
De doce hermanos, sobrevivieron ocho
Tuvo 12 hermanos de los que sobrevivieron de la infancia 8. A día de hoy viven 3 hijos siendo la mayor nuestra anfitriona de hoy, uno vive en Barcelona llamado Agustín como su padre y el otro en el País Vasco. Ana nació junto a una melliza que falleció al poco tiempo de nacer. La anécdota que le contó su madre era que cuando estaba dando a luz en su casa, la comadrona le dijo: ¡Santa que viene otra niña!
Infancia difícil
Su infancia no fue fácil. Tras el estallido de la guerra, tenía que trabajar para poder comer desde bien pequeña. Su madre le buscó una niña para cuidar, hija de la dueña de la pescadería que había en la plaza de España por aquel entonces, la sacaba todos los días al paseo, luego cuando acostaba a la niña pequeña, recuerda que ponía un cajón que había de madera y le fregaba la loza de por la noche. La dueña de la casa le decía: «a ver si te vas a caer muchacha». Una vez se clavó una punta en el pie, recuerda como si fuera hoy el dolor y lo mal que lo pasó en ese accidente.
La guerra…
Cuando la guerra, recuerda que tiraban las escuelas, los comercios, todo a la calle, los comestibles entraban y lo tiraban todo. Recuerda un comercio de hilos que entraron y se lo tiraron todo por el simple hecho de pensar diferente, lo llevaron a las filas en las conocidas “eras” se hizo el muerto y pudo escapar, estuvo muchos años escondido hasta que terminó la guerra y pudo regresar a su pueblo donde se encontró a su mujer casada con un falangista.
A por pan a Portugal
Recuerda que cuando la guerra fue andando a Portugal, en busca de comprar el tan demandado pan. Un muchacho de la zona, las guiaba para que no fueran interceptadas por los guardiñas y los falangistas, una vez entrando en España y que no le requisase las cosas. Ana y su hermana Isabel que era la mayor de los hermanos, pudieron comprar dos panes grandes ya que no llevaban más dinero dado por su abuela, recuerda.
Andando por las vías de Badajoz a Montijo
Una vez adquirido los dos panes, iban de regreso muy felices cuando se montaron en el tren de las nueve que venía para atrás, pues estuvieron toda la noche en una silla sentadas en una casa abandonada, para luego poder salir de madrugada de Portugal. Una vez dentro del tren las pilló el revisor, les quitó el pan y las echó del tren. Se quedaron solas en Badajoz y sin dinero, finalmente se tuvieron que ir andando siguiendo las vías del tren hasta llegar a la estación de Montijo, con la decepción de no llevar el pan a casa.
Desamor portugués
Pasaron los años y conoció a un chico de buena familia que era de Portugal, tuvieron un hijo fuera del matrimonio que le pusieron de nombre Eulogio. En esa época tener un hijo fuera del matrimonio no estaba bien visto por la sociedad. Ana estuvo encerrada 3 años en casa sin poder salir. Recuerda que su abuela no quiso conocer al niño. El padre del niño no lo reconoció y se marchó otra vez a Portugal que era donde vivía la madre de éste, ya que no veía el matrimonio por ser de alta sociedad y Ana una sirvienta… su familia la ayudó en todo y pudo sacarlo adelante.
Se casa con un montijano
Al cabo de los años, su familia quería casarla con un hombre trabajador y de buena familia. No estaba dentro de los planes de Ana, por el desengaño que tuvo en el pasado. Finalmente aceptó conocerlo y pudo encontrar en él, al hombre de su vida por su honestidad y gran corazón. Se casó un 9 de enero, no recuerda el año pero sí que fue alrededor de los años ’50. Con su marido José Díaz Sánchez, natural de Montijo y vecino de la calle Arcos, tuvieron dos hijos, Agustín Díaz Romero ya fallecido, y Pepe Díaz Romero, de profesión mecánico y que vive en Valdelacalzada. Eulogio fue reconocido por su marido y le dieron sus apellidos, actualmente vive en Alicante y tiene 74 años.
Se fueron a vivir al campo en una finca de Cáceres, para poder trabajar en la fruta, labrar, coger algodón, cuidar animales o lo que fuese. Siempre le gustó el campo y sobretodo los animales que es su pasión. Más tarde se vinieron a vivir a la calle Vasco Núñez de Balboa en Montijo donde estuvo hasta los 97 años, enviudó en 2006 y desde entonces vivía bajo el atento cuidado de sus hijos y nietos. Cuenta en la actualidad con 7 nietos y 4 biznietos, y como la genética es muy caprichosa dos de sus biznietos nacieron mellizos igual que su bisabuela.
La vida en la residencia
Desde que vive en la residencia está muy contenta y feliz, pues un día con 98 años se presentó en ella pidiendo entrar, por su propia decisión y voluntad, no quería estar sola ya que su nieto Javier vivía en su casa con ella, pero trabajaba mucho y le daba miedo quedarse sola.
Una vez dentro, en la residencia Virgen de Barbaño se encontró con muchos conocidos del pueblo. Disfruta cada día de todas las actividades y excursiones que hacen, está muy feliz, además ayuda a todos los trabajadores y residentes en lo que haga falta.
Pasión por los animales
Su pasión son los animales, y todos los días le da de comer a un loro que tienen en la residencia y lo baña. También le gusta guardarse comida en el bolsillo y sentarse con dos tortugas que viven allí, ya sólo con escucharla se ponen felices y van en busca de ella. Además tienen en la parte trasera de la residencia una colonia felina gestionada por varios usuarios del Ayuntamiento de Montijo, ella crio todos los gatinos que hubo.
Memoria prodigiosa
Yo tengo el placer de poder sentarme con ella a charlar y para mayor sorpresa tiene una memoria prodigiosa y conoció a toda mi familia, me recordó anécdotas de mi padre cuando era pequeño y sobre todo se emocionó al volver a oír de mi bisabuela Teresa ya que le tenía muchísimo cariño y todos los días le reza con mucho amor.
Herencia genética
En la longevidad sólo destacar que su herencia viene de su tía abuela (hermana de su padre) Doña Adelaida Martina Romero Romero que nació en Puebla de la Calzada, Badajoz, el día 13 de noviembre de 1879 y falleció el día 17 de noviembre de 1983 a los 104 años y 4 días.
Sus padres también sobrepasaron los 90 años de edad.