1) Estamos en una situación de temperaturas frías que ha generado, hasta ahora, heladas dispersas, especialmente en zonas bajas: Badajoz capital: -2.7ºC / Navalmoral: -3.5 ºC
En muchos lugares de la región no ha helado: Cáceres capital: +0.5 ºC / Tornavacas: +1.4 ºC (a pesar de la altura –> inversión térmica) Coria: +3.3ºC.
Además las heladas de hoy han sido de relativa escasa duración, por ejemplo en Navalmoral de la Mata a partir de las 10 de la mañana las temperaturas estaban ya por encima de cero, a pesar de los -3.5ºC de mínima.
2) La situación va a cambiar entre el martes y el miércoles con la entrada de aire siberiano, más frio y más seco. La consecuencia es que las heladas nocturnas pasan de aisladas a GENERALIZADAS, (en toda Extremadura y en todas las cotas) y más intensas y de larga duración ya que las temperaturas diurnas (máximas) bajarán notablemente.
Desde el punto de vista del tráfico eso implica que las placas de hielo que se puedan formar tenderán a persistir también durante el día, especialmente en zonas de umbría.
3) Las precipitaciones, incluida la nieve, están descartadas. Nieblas también.
Hay que insistir en la conveniencia de estar al tanto de las actualizaciones de los boletines meteorológicos de los avisos y predicciones de la AEMET
CONSEJOS DE CONDUCCIÓN EN INVIERNO
Hay menos movimientos, menos viajes, pero los meses invernales se cobran un importante ‘peaje’ en siniestros y víctimas mortales en carretera. La lluvia y, en menor medida, nieve, hielo, viento, niebla y granizo están detrás de muchos de estos accidentes.
El factor humano, el vehículo y la vía son, más que nunca, decisivos a la hora de prevenir los accidentes.
Si analizamos las estadísticas, comprobamos que el invierno, pese a soportar índices de movilidad mucho más bajos que otras estaciones del año, se cobra un importante número de vidas en la carretera y una alta siniestralidad. El 31% de los fallecidos a 30 días corresponden a siniestros durante el invierno, y algo menos, un 30%, a heridos hospitalizados.
Plus de peligrosidad
Y es que conducir con climatología adversa añade un plus de peligrosidad a la conducción, difi-culta las maniobras, lleva a situaciones delicadas y, a veces, difíciles de gestionar, sobre todo si no se hace una conducción mucho más prudente.
CONDUCCIÓN MÁS PRUDENTE
Es lo que requiere la conducción cuando la climatología no es la mejor. Y adaptarse al terreno, a las circunstancias. Conducir de forma diferente. Estas son las claves:
• Adaptar la velocidad al estado del suelo, la visibilidad, siempre es menor a la habitual.
• Aumentar la distancia de seguridad para tener mayor capacidad de reacción.
• Llevar los neumáticos en perfecto estado: de lo contrario, los derrapes o distancia de frena-do aumentarán.
• Evitar frenadas bruscas. Con suelo mojado, húmedo, nieve, hielo… ¡la distancia de frenado aumenta de forma importante!
• Llevar siempre las luces encendidas. Conviene revisarlas para este período crítico.
• Hacer las maniobras sin brusquedad.
• Cuidar el buen funcionamiento del sistema de aireación interior para desempañar eficaz-mente los cristales.
• Naturalmente, llevar cadenas…es algo a considerar. ¡Nunca se sabe!
La lluvia
La lluvia es, sin duda, la situación climatológica que más incidencia negativa tiene en la siniestralidad. En los últimos tres años, con lluvia fuerte, o simplemente lloviznando, se produjeron 11.655 accidentes, cuya consecuencia final fueron 187 víctimas mortales, 1.041 heridos hospitalizados y nada menos que 15.318 heridos que no necesitaron hospitalización. Curiosamente, las cifras más altas no se producen con lluvia fuerte, sino cuando llovizna: quizá por suelo más resbaladizo y porque, probablemente, es cuando el conductor no toma las precauciones que pone en práctica cuando la lluvia es importante. Hubo 9.835 accidentes con poca lluvia frente a 1.820, por ejemplo; o 150 muertos en accidentes cuando lloviznaba frente a los 37 cuando la lluvia era fuerte.
La niebla; más riesgo
La segunda causa de mayor siniestralidad con mal tiempo es la niebla, que estuvo detrás de 38 muertos en los últimos tres años, sobre todo cuando es intensa, con 28 fallecidos frente a los 10 que se han producido con niebla ligera. Estas cifras pese a que los accidentes con niebla intensa han sido muchos menos (377) que con niebla ligera (693).
El viento
El viento, por sorprendente que pueda parecer, es la tercera causa de siniestralidad, con 30 víctimas en las carreteras; y le sigue el granizo, cuarto factor de riesgo, poco habitual, pero que se ha cobrado 15 víctimas mortales en los últimos años y que causa de 217 accidentes.
La nieve
Como último factor de siniestralidad, la nieve, con 308 accidentes y 8 víctimas mortales.
En definitiva, el invierno, el suelo mojado, resbaladizo, las rachas de aire por sorpresa, las imprudencias al volante cuando el suelo no está para asumir riesgos, la velocidad no adaptada a las circunstancias del asfalto, la mala visibilidad, etcétera han generado en tres años casi 15.000 accidentes y se han cobrado 278 víctimas mortales y 1.357 heridos que necesitaron hospitalización.
Visibilidad reducida
RIESGOS
En invierno hay menos horas de luz solar y la luminosidad ambiental es menor también durante el día. Además, si las nubes son muy densas, también reducen la luminosidad.
Al circular, las salpicaduras de agua, barro y grasa, pueden formar una capa sucia en el parabrisas que impide la visibilidad o deforma las imágenes del exterior. En especial, si el limpiaparabrisas o sus escobillas están algo deterioradas.
La visibilidad disminuye de forma peligrosa si se empañan los cristales.
CÓMO ACTUAR
Antes de ponerse en marcha, limpie todos los elementos del coche
Cuando se habla de mal tiempo en España, solemos pensar en la lluvia. Y esta provoca dos efectos fundamentales sobre la conducción: reduce la visibilidad y rebaja la adherencia. Y ambas tienen una importante incidencia en la posibilidad de que se produzcan accidentes y víctimas. De hecho, en 7 de cada 10 accidentes con mal tiempo, la lluvia estaba detrás.
…Y para quitar el vaho del parabrisas
Con los días de lluvia y la bajada de las temperaturas, llega el vaho a los cristales de los auto-móviles. Y con él, el descenso de la visibilidad, especialmente en parabrisas y cristales laterales.
Para limpiar un cristal empañado, dirija el flujo de aire caliente hacia el parabrisas y así, con el aire seco, lo eliminará.
También sirve el aire acondicionado –la mayoría de los coches llevan ya aire acondicionado–, que está preparado para reducir la humedad. En este caso no utilice la recirculación.
Incluso los vehículos más modernos, con climatizador, cuentan con un botón destinado a desempañar el limpiaparabrisas.
REDUCCIÓN DE LA VISIBILIDAD Y PÉRDIDA DE ADHERENCIA
¡Ojo con las hojas!
Si circula por zonas boscosas o simplemente por zonas arboladas –incluso en ciudad– preste atención a la presencia de hojas caídas sobre la calzada. Tras una lluvia, estas hojas retienen el agua y pueden convertirse en tan deslizantes como el hielo y alargar la frenada o provocar un derrape. Además, también pueden ocultar baches o irregularidades o falsear los límites de la vía y dificultar la percepción de su anchura.
HACEN DISMINUIR LA ADHERENCIA Y LA VISIBILIDAD
La nieve
La nieve limita la visibilidad mientras cae y la adherencia, sobre todo si se hiela.
Cuando se congela la propia humedad, el peligro se hace invisible, ocultándose en cualquier zona de umbría de la vía.
La nieve es el fenómeno meteorológico más llamativo de todos. No es habitual que llegue a cubrir nuestras ciudades y sus vías de acceso, aunque sí tiene presencia en las carreteras de zonas montañosas o altas y frías.
Por ello, la accidentalidad es baja, aunque suele provocar importantes contratiempos que solo es posible solucionar con la intervención de las máquinas quitanieves y la extensión de fundentes.
Si cada conductor lleva cadenas en el maletero y las instala en caso necesario, se reducen los inconvenientes.
Nieve: menos visibilidad, menos adherencia
RIESGOS
La nieve oculta las señales y marcas viales, también reduce la visibilidad del conductor y puede producir sensación de mareo. Con los primeros copos la calzada se vuelve muy deslizante; y, a medida que crece el espesor, las dificultades aumentan y no podrá circular si no lleva cadenas. Pero si el terreno se empina, el paso de los vehículos ha podido dejar la superficie muy deslizante. En ese caso, si no dispone de cadenas y para salir del apuro, procure pisar nieve virgen.
ERROR: “Con un 4×4 no se necesitan cadenas”
Falso. Los agentes podrían impedirle la circulación si las condiciones exigen usar cadenas. Con nieve en la calzada, un vehículo 4×4 está obligado a poner cadenas en las mismas circunstancias que un turismo. Deben montarse en el eje delantero.
Lo único que puede sustituir las cadenas son los neumáticos de invierno, altamente eficaces en
condiciones de nieve, barro incluso lluvia.
CÓMO ACTUAR
Reduzca la velocidad, encienda el alumbrado de cruce y aumente la distancia de seguridad.
Circule por las rodadas de otros vehículos y evite manejar con brusquedad el volante, el acelerador y el freno. Para iniciar la marcha no acelere, suelte suavemente el pie del acelerador.
¿Cadenas o neumáticos de invierno?
Para circular con nieve existen dos opciones: las tradicionales cadenas o neumáticos de invierno. Para elegir entre unas y otros son determinantes el clima, el vehículo y el uso que se le da. Si conduce por regiones con inviernos suaves, sin apenas hielo y nieve, o por tramos urbanos a velocidades relativamente bajas, la opción más adecuada son neumáticos normales, más cadenas. Si pretende ir en coche a las pistas de esquí o realiza largos trayectos rurales, debe pensar en los neumáticos de invierno.
NEUMÁTICOS DE INVIERNO. Son la mejor opción, por confort y seguridad, si vive en zonas de montaña, con abundantes lluvias, nieve o hielo, y temperaturas por debajo de 10 grados. Se agarran más y frenan antes, pero cuestan entre un 7 y un 15% más y se necesita un juego de neumáticos normales para el verano.
CADENAS METÁLICAS. Son duraderas y eficaces, aunque ruidosas y con alguna complicación para su montaje en condiciones de frío y humedad. Tienen una buena relación de calidad precio, son las más duraderas y las más utilizadas.
SEMIAUTOMÁTICAS. Son las más costosas, pero muy eficientes. Puede circular todo el invierno con el soporte instalado sobre la llanta y, de ser necesario, se acoplan las cadenas con rapidez.
FUNDAS TEXTILES. Son de muy fácil montaje, ocupan poco espacio y son muy eficientes.
SPRAYS LÍQUIDOS. Tienen escasa o nula efectividad.
Hielo: el peligro invisible
El hielo es menos llamativo que la nieve, pero resulta más peligroso ya que, habitualmente, no se detecta hasta que no se pisa una placa.
RIESGOS
La adherencia de un vehículo sobre el hielo es crítica, mucho menor que sobre nieve.
El hielo suele ocultarse en umbrías, resguardos orientados al norte y puentes sobre ríos.
Al derretirse la nieve, el agua que se desliza por el asfalto en las zonas peraltadas puede helarse al caer la noche.
CÓMO ACTUAR
Reduzca la velocidad y extreme la suavidad de movimientos al actuar con el volante, el freno y el acelerador.
Si su coche mide la temperatura externa, manténgase alerta y desconfíe cuando se sitúe a partir de 3 grados sobre cero, que es cuando comienza a helar.
Si pisa una placa de hielo, levante suavemente el pie del acelerador y trate de controlar la trayectoria con movimientos suaves del volante; y si debe frenar, hágalo también con suavidad (salvo que lleve ABS, con el que puede frenar a tope) para no bloquear las ruedas.
La circulación con nieve en función de los colores de aviso:
NIVEL VERDE: COMIENZA A NEVAR
Se prohíbe superar 100 km/h en autopistas y autovías, y 80 km/h en el resto de las vías. Evite los puertos, extreme la prudencia y esté atento al parte meteorológico. Los camiones circularán por el carril derecho y no podrán adelantar.
NIVEL AMARILLO: PARCIALMENTE CUBIERTO
La calzada comienza a cubrirse de nieve. Precaución. Se prohíbe circular a camiones y vehículos articulados. Evite maniobras bruscas y, en curvas y descensos, disminuya más la velocidad. Los turismos y autobuses no han de superar la velocidad de 60 km/h.
NIVEL ROJO: CARRETERA CUBIERTA
Prohibido circular a vehículos articulados, camiones y autobuses. Sólo se puede circular con cadenas o neumáticos especiales a 30 km/h. No rebase a los vehículos inmoviliza-dos si no tiene la seguridad de poder continuar la marcha.
NIVEL NEGRO: MUCHO ESPESOR
Se prohíbe la circulación. Riesgo de quedarse inmovilizado. Para no obstaculizar los quitanieves, aparque lo más orillado posible. Si se queda bloqueado, utilice la calefacción del motor. No abandone el vehículo si no hay refugio.
CONSEJOS: DEPÓSITO DE COMBUSTIBLE LLENO Y BATERÍA DEL MÓVIL CARGADA ANTES DE INICIAR EL VIAJE
El viento
RIESGOS
Cuando sopla por la izquierda, al cruzarse con otro vehículo el empuje se interrumpe instantáneamente, por lo que el coche tiende a desplazarse primero hacia el lado desde que el sopla y, bruscamente, hacia la derecha.
Si sopla desde la derecha y adelanta a un vehículo voluminoso, el coche se ‘aspirado’ por el vehículo grande; pero al finalizar la maniobra, reaparece el viento dificultando la reincorporación al carril.
CÓMO ACTUAR
Anticípese: fíjese en la vegetación y el arbolado, en las mangas de viento o si se observa polvo o materiales arrastrados. Así apreciará de dónde sopla el viento y su intensidad.
Reduzca la velocidad y circule en una marcha inferior para tener mayor capacidad de respuesta del motor.
No haga movimientos bruscos con el volante que pueden originar bandazos: sujételo con firmeza con ambas manos y ofrezca con él la suficiente resistencia.
Al salir de un túnel o de una zona protegida, al cruzarse con otros vehículos o al adelantar a camiones… El viento puede sorprender al conductor y desviar el coche de su trayectoria, con el consiguiente peligro.
EL VIENTO
Tres momentos ‘clave’
• Túneles y zonas resguardadas: Al salir de un túnel o de una zona resguardada del viento (un terraplén o un gran edificio) el golpe del viento puede pillarle desprevenido y empujarle fuera de la trayectoria.
• Al adelantar a vehículos voluminosos, primero el viento queda bloqueado y parece como si fuéramos ‘aspirados’ hacia el vehículo voluminoso; después, el viento ‘reaparece’ y empuja fuera de la trayectoria.
• Los puentes y viaductos está desprotegidos frente al viento, sea continuo o a ráfagas. Por tanto, hay que extremar la precaución.
CUANDO LO HACE CON FUERZA, PROVOCA NUMEROSOS ACCIDENTES
Viento: Peligrosos empujones
El viento suele aparecer por sorpresa y desestabilizar el coche. Lo peor es cuando sopla racheado o cuando aparece y desaparece por la presencia de obstáculos o vehículos pesados. A este elemento se atribuyen el 5% de los accidentes con mal tiempo.
NIEBLA
Para la circulación, la niebla es uno de los principales y más peligrosos problemas. Saber cuándo utilizar el alumbrado antiniebla y adecuar la velocidad a la marcha son las mejores armas.
Una de las características típicas del invierno es la reducción de la visibilidad. Y la niebla la disminuye de forma drástica. Ante ella, más que nunca, resulta imprescindible, no solo ver, sino ser vistos. Recuerde que en condiciones de niebla, debe encender el alumbrado antiniebla correspondiente (no vale con el de cruce), y es recomendable que practique cómo hacerlo con rapidez.
Además, debe adaptar la velocidad a la distancia sobre la que tiene control y visibilidad para poder frenar a tiempo ante cualquier incidencia. Cuando hay niebla y se circula por carreteras convencionales, se desaconseja el adelantamiento.
RIESGOS
Si la niebla es muy intensa, el conductor puede quedarse sin visibilidad más allá de una veintena de metros. En estas circunstancias, no se distingue el trazado ni se percibe la presencia de otros vehículos hasta que prácticamente están encima.
La niebla humedece la calzada y la hace más deslizante; y si bajan las temperaturas, puede helarse.
CÓMO ACTUAR
Encienda el alumbrado antiniebla (si no es muy densa puede deslumbrar) para ver y ser visto; y no use las ‘largas’, porque rebotan, produciendo un efecto espejo.
Reduzca mucho la velocidad y adáptela al campo de visión.
Use como guía las marcas longitudinales del centro y laterales de la carretera (pero ¡ojo con posibles vehículos ocupando parcial o totalmente el arcén).
Cuidado con los anti-niebla traseros
Una vez atravesado el banco de niebla y recuperada la visibilidad, recuerde apagar los antiniebla, muy molestos para los conductores que circulan detrás, que pueden quedar deslumbrados. No utilice las luces largas con niebla, las gotas de agua suspendidas en el aire que la forman hacen ‘rebotar’ el haz de luz y se ve menos.
MANTENIMIENTO DEL VEHÍCULO
Las bajas temperaturas invernales hacen aparecer problemas que en verano no se manifiestan. Por ejemplo, la humedad afecta especialmente al sistema eléctrico del vehículo –en torno al que surgen el 40% de las averías en invierno–, provocando un 3% más de averías que en los meses de calor.
El segundo problema más frecuente (casi uno de cada cuatro) son los mecánicos (correa de distribución, bomba de aceite…); y, finalmente, las ruedas y los sistemas de dirección, sus-pensión y frenos.
También son importantes las incidencias en las baterías –otro elemento que sufre con hume-dad y bajas temperaturas– y que alcanzan un 10% de las incidencias durante el invierno.
LA TECNOLOGÍA AYUDA HASTA CIERTO LÍMITE
No hacen milagros
Las tecnologías que equipan muchos coches pueden contribuir, en gran medida, a reducir el número de siniestros o su gravedad, pero no son ‘milagrosas’. Tienen límites: ni los neumáticos invernales son capaces de no derrapar, si la velocidad es excesiva, ni el ESP evitará la pérdida del control si la maniobra es muy severa, ni un sistema de mantenimiento del carril corregirá una maniobra muy brusca y a gran velocidad, ni la frenada de emergencia evitará que el coche frene a tiempo si se ha pasado pisando el acelerador. Conductas inadecuadas al volante anulan en gran medida la efectividad de las tecnologías más avanzadas.
Qué hacer si derrapa
Si el vehículo derrapa, situación típica del invierno, sea del eje delantero o del trasero…
Si patina de atrás (sobreviraje), la solución es girar el volante hacia el mismo lado hacia el que se desliza el eje trasero (contravolante). A continuación debe deshacer el ‘contravolante’ para evitar que el vehículo inicie un giro brusco hacia el lado contrario. En general, debe deshacer el ‘contravolante’ muy rápido.
Si patina de delante (subviraje), porque entra demasiado fuerte en una curva y sigue recto, no gire el volante. Levante el pie del acelerador y espere a que las ruedas delanteras agarren y giren.
Cómo esquivar un obstáculo
Frene al máximo. Si dispone de ABS, a fondo; si son frenos convencionales, soltando y pisando el pedal para no bloquear las ruedas. Si es un peatón o un animal, prevea su trayectoria y la posibilidad de que, asustados, la varíen.
Busque una vía de escape –izquierda o derecha– y no se quede ‘hipnotizado’ por el obstáculo. Para tomar esa trayectoria afloje un poco la frenada para facilitar el giro siempre que no disponga de ABS.
Gire el volante progresivamente y, al rebasar el obstáculo, deshaga el giro en un movimiento rápido y corto.
Regrese a su carril con otro giro y estabilice el coche. Frene y deténgase si es necesario.
Cómo frenar
En invierno, las condiciones climatológicas condicionan la adherencia del suelo. Frenar puede ser delicado.
Sin ABS. La modernización del parque de vehículos hace que cada vez menos coches no tengan ABS. Si es su caso, trate de anticipar la frenada y pise el pedal con suavidad para no bloquear las ruedas. Si es una frenada de emergencia, dosifique la presión y cuando note que las ruedas patinan, disminuya la fuerza sobre el pedal para aumentarla cuando recuperen tracción. Si bloquea las ruedas perderá la capacidad de dirigir al vehículo y la frenada se hará más larga.
Con ABS. Este evita el bloqueo de las ruedas: pise a fondo el freno y céntrese en el manejo del volante.
¿Piso el embrague? En frenadas de emergencia, los expertos recomiendan pisar a la vez embrague y freno –con ABS o sin él–. Evita así que el coche se ‘cale’ y, a la vez, que la centralita electrónica interprete que se va a ‘calar’ y acelere automáticamente para evitarlo.
RESUMEN:
• Disminuya la velocidad
• Aumente la distancia de seguridad
• Extreme la prudencia