Diario de campaña
por Alfonso Pinilla
La izquierda, gracias a su control de los medios de comunicación y de la cultura, expide legitimidades graciosamente. Ahora resulta que el PP se ha escorado demasiado a la derecha y por eso ha perdido las elecciones. Resulta sorprendente la interpretación, sobre todo porque desde siempre, según la izquierda, el PP fue de extrema derecha: con Aznar, con Rajoy y con Casado. Esta España insultada intelectualmente tiene que aguantar tales etiquetas para los partidos que defienden la Constitución, la democracia representativa, la libertad individual y la igualdad ante la ley. Según el marco mental que ha creado la izquierda, quienes defienden tales valores son reaccionarios. ¿Y quienes se oponen a ellos, anclados en la pasión por el terruño, esa cosa tan decimonónica? ¿Acaso los nacionalistas son el progreso y el viento nuevo de la historia? Sea como fuere, con éstos sí hay que dialogar, mientras aquellos sólo merecen la burla y el escarnio. Hace tiempo que la derecha entregó a la izquierda el dominio de la cultura, para que fijara los límites de un marco mental donde lo políticamente correcto se ha convertido en una verdadera dictadura para mentes libres. Sólo queda la resistencia –humilde, firme, heroica, minoritaria– frente a la nueva inquisición que nos condenará a la extrema derecha cuando contradigamos sus dogmas. Lo peor es que el PP de Casado acaba de comprar esta mercancía averiada, y anda quitándose el sambenito de la ultraderecha que Sánchez acaba de colgarle. Pablo Casado no aprende, no sabe que en este marco mental dominante, él siempre será un apestado, haga lo que haga. Será un político condenado a la infamia por no compartir los mantras del “progresismo”.