por Rut GG
Recuerdos y el Rock hecho poesía
Ayer, en el Teatro Nuevo Calderón de Montijo, Ariel Rot nos hizo sentir vivos otra vez. Con su talento y ese toque auténtico que lo caracteriza, logró llevarnos de viaje a través de cada letra y acorde, haciéndonos revivir muchos recuerdos.
Su concierto fue mucho más que una noche de música, fue una celebración de emociones, sentimientos y una reafirmación de que el rock sigue siendo arte en estado puro.
Desde el primer acorde, Rot se conectó con el público, cada canción abría una puerta hacia un pasado lleno de momentos memorables.
«El buen vino mejora con los años», y Ariel Rot es una copa de ese vino exquisito.
El concierto fue un despliegue de grandes clásicos, un repertorio que provocó una catarsis colectiva. Porque la buena música no solo se disfruta; también sana.
Uno de los momentos más destacables –para mi– fue cuando Rot recordó la importancia del blues y el jazz en su música, rindiendo homenaje a las raíces que inspiran su arte y haciendo palpitar los corazones del público con la profundidad de esos géneros inmortales, destacando que para avanzar es esencial conocer las raíces.
Acompañado por su fiel Fender Telecaster del 68, María, –¿quién sera María?– y su Gibson 335, cada nota y acorde se transformó en pura energía, electrizando a un público completamente entregado.
La música de Ariel no solo evoca momentos de juventud y amor, sino también una nostalgia por épocas en las que el respeto y el feminismo resonaban con más fuerza en la cultura.
El director del Teatro, Juanma Holguera, me comentaba en uno de los momentos claves de la noche «la alegría y la energía del público es mi mejor recompensa. Me gusta ver a la gente feliz.».
En mi opinión, la música actual (no generalizo, hablo de algunos generos en concreto) necesita educación y más clásicos que recuerden y enseñen la importancia del respeto y la historia, tanto a hombres como a mujeres.
Al final, este concierto fue un recordatorio poderoso de que «la vida es un baile de ilusiones, y quien no baila, está muerto«, como bien dice Rot.
Un espectáculo que dejó una huella en todos los presentes y un deseo de seguir disfrutando de la buena música.
¡Larga vida al rock and roll!
El repertorio de Ariel Rot en el Teatro Nuevo Calderón fue un paseo emocionante por su carrera, lleno de temas que nos hicieron recordar muchas épocas. Arrancó con «Vals de los recuerdos» y «Hasta perder la cuenta», ya desde ahí, no hubo descanso. «Dulce condena» y «Dos de corazones» hicieron que el público coreara con fuerza, mientras que canciones como «Bruma en la Castellana» y «Quiero besarte» nos pusieron la piel de gallina. Los clásicos «Tequila Blues» y «Mr. Jones» desatan una fiesta total, y el cierre con «Milonga» y «Mucho mejor» fue simplemente épico. Cuando llegó el bis, el teatro entero estaba de pie, dejando claro que el buen rock nunca muere.
No puedo dejar de mencionar en este reportaje el profundo dolor que siento por la tragedia ocurrida en Valencia, una DANA devastadora. Estoy segura, y no me equivoco, de que un pedacito de los corazones que anoche llenaban el Teatro Nuevo Calderón estaba también con Valencia.