FOTOS: Caramelos, sonrisas y realidades disimuladas, la ilusión compartida de la Cabalgata de Reyes

FOTOS: Caramelos, sonrisas y realidades disimuladas, la ilusión compartida de la Cabalgata de Reyes
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por Rut GG
(🎵 Black Market de Weather Report, mientras escribo)


La magia de las cabalgatas de Reyes Magos no solo se construye con carrozas coloridas y montañas de caramelos.

Es una tradición que encierra algo mucho más profundo, la felicidad de los más pequeños y, curiosamente, la incertidumbre de los adultos que sostenemos esta «no realidad».

Ayer, en el desfile de las más de 15 carrozas, las asociaciones locales, la comunidad educativa y demás participantes no escatimaron esfuerzos para entregar sonrisas y, sobre todo, ilusión.

Las calles se llenaron de risas infantiles, música festiva y el inconfundible sonido de caramelos golpeando el suelo, rápidamente recogidos con entusiasmo por niños y adultos armados con bolsas y paraguas dispuestos a asegurar su «provisión» de caramelos.

Y, aunque todo transcurrió bajo una aparente calma, muchos supimos que la realidad es más compleja de lo que muestra una tarde de cabalgatas.

¿Quién disfruta más, adultos o niños?

Es inevitable preguntarse, ¿disfrutan más los pequeños, con sus ojos brillando ante Melchor, Gaspar y Baltasar, o los adultos, que encontramos una tregua emocional al ver reflejada nuestra nostalgia en esas caritas ilusionadas? Porque la verdad es que las cabalgatas no son solo para ellos.

En un mundo lleno de incertidumbres, esta «mentira piadosa» parece estar dirigida tanto a los pequeños como a nosotros mismos. Es un momento para escapar del caos diario y convencernos de que, al menos por una noche, la magia es real.

Pensando en voz alta

¿Y si transmitiéramos la magia de otra manera, desde un enfoque que inspire imaginación y fomente los sueños de los más pequeños? Una forma que les permita vivir esta experiencia como parte de una historia compartida, respetando su capacidad para decidir cómo quieren participar, como espectadores o protagonistas. Una magia que evolucione con ellos, sin necesidad de grandes desilusiones en el camino.

La magia no tiene por qué perderse, solo transformarse en una verdad que ellos mismos puedan construir y abrazar.

Comprar lo que no tiene precio

Por supuesto, no faltará quien diga que en estas fechas “no hay mucho que celebrar”.

Los titulares de los periódicos nos recuerdan la crisis migratoria, el cambio climático, las guerras y un sinfín de problemas globales.

Pero ahí estamos, llenando los bolsillos de caramelos y comprando juguetes. Porque, al final, no compramos cosas, compramos algo intangible: la ilusión.

Felicidad efímera

Así que, mientras navegamos entre la ilusión y la realidad, quizás valga la pena preguntarnos qué papel queremos jugar en esta historia: ¿crear momentos fugaces de felicidad o apostar por algo más genuino que pueda perdurar en el tiempo? La respuesta, como siempre, está en cada uno.

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