por Alfonso Pinilla
En Sodupe, localidad cercana a Bilbao, se celebró entre los días 6 y 8 de octubre el noveno campeonato nacional de constructores y customizadores de motocicletas, así como la décima exposición de la “probike expo” con motos reconstruidas desde cero. Al evento, organizado por el Harley Davidson Club Euskal Herría, acudieron alrededor de mil moteros procedentes de todos los rincones de España, y también de Portugal y Francia.
Saúl Gómez Hernández, montijano, consiguió el tercer puesto en el citado campeonato nacional, presentando una moto prácticamente fabricada por él y customizada de una manera tan original –utilizando motivos relacionados con Halloween– que el jurado no pudo hacer otra cosa más que reconocer, por unanimidad, la genialidad del autor.
Saúl es un experto en la reparación de Harley Davidson, como acreditan los títulos oficialmente expedidos por la marca, que él guarda, orgulloso, en su taller. Pero, sobre todo, Saúl es un artista que, desde pequeño, imagina fantásticas motocicletas customizadas con la estética de los años 50, 60 y 70 del pasado siglo, sus “décadas favoritas”, reconoce.
El artista piensa primero en su obra, la imagina en la cabeza, la contextualiza y le da sentido; y sólo después, cuando ya está concebida en “la teoría”, se pone manos a la obra hasta hacerla realidad. Saúl confiesa que la mayor parte del tiempo que tarda en fabricar una nueva motocicleta, o en customizarla, lo emplea pensando en el motivo a partir del cual introducirá las innovaciones. Por ejemplo, para esta moto con la que ha quedado tercero de España se inspiró en la estética de Halloween, y así, la pintura del vehículo –que él mismo ha aplicado– tiene toques fluorescentes que se iluminan en la noche, cual moto fantasmal. Detalles así le han hecho ganar el reconocimiento de un jurado que valoró el trabajo artesanal de Saúl, quien, con recursos económicos limitados, es capaz de transformar trozos de chatarra inconexos en una moto única y sorprendente.
La pandemia colocó a Saúl en una encrucijada vital y profesional. Con toda la experiencia que ya atesoraba, decidió montar su propio taller de reparación de motos, especializado en la marca Harley Davidson, y ahora es referente en toda Extremadura y a su local acuden clientes de la región y de otros lugares como León, Valladolid, Salamanca o Bilbao. Además, el “Garage de Saúl”, que así se llama su taller, es un pequeño museo que él cuida en los más mínimos detalles, incluso en el nombre, pues imita “The Garage”, ese local de Estados Unidos donde se crean motos y se mantiene la cultura “custom”. El “Garage de Saúl” está adornado con cuadros que un cliente –pintor afamado y reconocido– le regala en señal de agradecimiento por su gran trabajo, y también con multitud de elementos relacionados con esa estética “custom” que le apasiona.
Pero la mejor tarjeta de visita de Saúl es el trabajo bien hecho, su habilidad a la hora de reparar motos, de customizarlas y hasta de fabricarlas casi desde cero. Allí, en un lugar privilegiado de su “Garage”, está aparcada la motocicleta que su padre compró en 1975, una chopper Fantic Model, recompuesta y restaurada por él a partir de las piezas originales. Después de dormir durante décadas, desarmada, en una gran caja de cartón, Saúl ensambló las piezas, las embelleció, y hoy la moto funciona perfectamente. De hecho, parece recién comprada.
El arte precisa de destreza técnica, pero de nada sirve la habilidad mecánica si no hay estilo, una manera de ver el mundo y la vida, un filtro a partir del cual el artista crea, piensa y después hace. Saúl es hábil, muy diestro en la técnica, un “manitas” a lo MacGyver, pero no sólo se queda ahí. Sus diseños están inspirados en un universo interior inagotable, en una manera de percibir la realidad que va más allá de la simple habilidad técnica, porque Saúl quiere dar sentido a sus obras, y esa búsqueda de sentido –que es, también, búsqueda de estética– le hace destacar. Así lo reconoció el jurado que se reunió en Sodupe, por eso ha conseguido este merecido tercer puesto a nivel nacional. A un hombre se le conoce por lo que hace. Visiten el “Garage de Saúl” y disfruten del espectáculo.