Hemos hablado con Manu Tenorio hoy, de música y verdades, pasado y presente; de boleros y fama, amor y desamor.
Hemos hablado de su nuevo disco, La Verdad, donde nos presenta un ramillete de canciones clásicas e inolvidables: “Sabor a Mi”, “Historia de un amor”, “Encadenados”, “Lamento Boricano”.
Se interna Tenorio en el bolero con aires andaluces, fusionando las dos orillas del Atlántico, con esa mezcla de solemnidad y alegría que dan Sevilla y su luz. El bolero nació en Cuba, México lo internacionalizó y ahora Manu lo hace suyo, íntimo, disfrutándolo y paladeándolo, a sabiendas de que ya no está de moda aunque sea una música eterna. Tampoco los Cuarenta Principales ponen a Beethoven y ahí está la Quinta Sinfonía.
La conversación ha girado en torno a la verdadera música, alejada de focos televisivos, estadios de fútbol a rebosar y más pose que poso. Una música con músicos, oh sorpresa, en un presente donde el escenario a veces sólo es ocupado por el cantante y un sonido digital de fondo, generado por ordenador. Manu Tenorio es de la vieja escuela, un artista que interpreta y compone, que siente las notas y que necesita cerca a los músicos que obran el milagro; un hombre que se emociona cada vez que sube a la furgoneta con sus compañeros, preparándose para devorar una carretera cualquiera hacia donde llevar pasiones, anhelos e ilusión.
Hemos hablado con él de cómo digirió la fama de Operación Triunfo –“nunca estuve en la música para ser famoso”, nos ha explicado–, de por qué ha querido refugiarse ahora en el bolero, de sus proyectos futuros y del regalo que ofrecerá a los montijanos el 10 de septiembre. Y a lo largo del agradable tiempo que hemos compartido he llegado a la conclusión de que siempre supo lo que quería, de que es un hombre honesto y comprometido con su pasión, que es su profesión. Juzguen ustedes mismos y vean la entrevista. En ella está la prueba de que Manu Tenorio hace música de verdad.
Alfonso Pinilla