Diario de campaña
por Alfonso Pinilla
Cuarenta senadores franceses han firmado un manifiesto donde suscriben las tesis independentistas catalanas. Pocos me parecen, habida cuenta de la estulticia mostrada por la diplomacia española a la hora de explicar el golpe contra la democracia perpetrado, al menos, desde principios de septiembre de 2017. Aquellas “leyes de desconexión” aprobadas por el parlamento de Cataluña el 7 de septiembre burlaban el Estatuto, la Constitución y, por ende, los derechos de los ciudadanos catalanes, fueran o no independentistas. Suspendían, en fin, la seguridad jurídica que soporta la democracia. En vez de explicar el atropello, el gobierno de Rajoy prefirió la táctica del avestruz, esa cabecita hundida en el lodo, esa dignidad al pie de los caballos, ese contumaz “sinsentido común” prolongado hasta el 1 de octubre, cuando los policías y guardias civiles encargados de parar el dislate fueron humillados, insultados y golpeados a pie de “urna”. Dos semanas lleva demostrándose en el Supremo el oprobio de un gobierno que nunca quiso enseñar las contundentes y copiosas pruebas de aquella rebelión violenta. La cobardía es el perfil oblicuo de la traición.
