El pasillo

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Diario de campaña


por Alfonso Pinilla


 

La secretaria judicial que inspeccionaba la consejería de Economía catalana durante la revolución separatista tuvo que salir por la azotea, evacuada en helicóptero. Ha declarado hace unos días en el tele-juicio y, a pesar de que la mujer no quiso que se enfocara su rostro, los cómplices de los “prusesados” lo captaron e hicieron circular por las redes sociales. Nada, libertad de expresión. Pero lo más inaudito es que aún hay periodistas, y quizá juristas, que dudan de si la presión de la masa –cientos, miles de personas– es o no una forma de ejercer violencia. La funcionaria tuvo miedo ante tal manada, precisamente porque se le invitó a desfilar entre la marabunta para salir del edificio, recorriendo un “pasillo” formado por los “mosos” (esa fuerza tan leal a la Constitución). El linchamiento entonces era más probable que posible, y por eso prefirió el helicóptero. La revolución independentista catalana es la primera postmoderna, con el trampantojo de la Tierra Libre inflamando a unas masas que son vanguardia y arma de los golpistas. Los tanques ahora son la gente, y los niños de la gente sus escudos. He ahí la peor de las violencias: la irresponsabilidad.