Tras la genética del cáncer

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por Blas M. Parejo


La científica montijana Bárbara Rivera Polo ha sido distinguida con la Medalla de Montijo por sus 16 años de trayectoria en investigación genética del cáncer

Bárbara es una investigadora especializada en el campo de la genética y la oncología. Nacida en Montijo en 1983, ha forjado su carrera en la investigación del cáncer hereditario y los síndromes raros de predisposición tumoral. Tras pasar por Turquía, islandia y Canadá, actualmente, reside en Barcelona, donde desarrolla su trabajo en el instituto de investigación Biómedica de Bellvitge (iDiBELL) y el instituto Catalán de oncología (iCo), liderando el Rare TumorS Lab.


Antes de iniciar tu carrera científica, tus intereses eran variados: desde la ingeniería genética y la enseñanza hasta el arte y los negocios… ¿Qué fue lo que finalmente te llevó a la investigación en genética del cáncer y los síndromes raros de predisposición tumoral?


Cuando yo era adolescente eso de la “ingeniería genética” se concebía como una nueva disciplina, hoy por hoy son técnicas de modificación de genes.

La investigación que llevamos a cabo en labo incluye técnicas de lo que podemos llamar ingeniería genética –i.e. modificaciones de líneas celulares por CRISPR para modelar una mutación que vemos en un tumor–.

Actualmente dirijo estudiantes de doctorado y máster y –aunque ahora mismo no imparto clases de grado– he hecho algo de docencia de grado en Canadá, así que ingeniería genética y enseñanza de algún modo ya venían en el pack.

Cuando acabé biología la única salida posible que veía era hacer un doctorado… supongo que no tuve demasiada información/guía/valor para hacer algo diferente como estudiar historia del arte y lanzarme a buscar trabajo de bióloga en una empresa no me interesaba ya que en aquellos momentos la mayoría de trabajos eran para ser comercial en farmacéuticas.

Ya llevaba dos años en un labo en la universidad investigando/aprendiendo fisiología animal, me fui a Islandia de Erasmus y entré de TFG –trabajo fin de grado– en un laboratorio de biología celular y al volver me ofrecieron hacer un doctorado en Genética de Cáncer Humano, y me gustó la idea.

Has pasado por universidades de España, Turquía, Islandia y Canadá. ¿Qué te han aportado estas experiencias, en lo personal y en lo profesional?

He pasado por la Universidad de Salamanca, La Universidad de EGE (Izmir, Turquía) la Autónoma de Madrid, La Universidad de Iceland, McGill University y ahora me relaciono como supervisor con estudiantes y profesorado de algunas universidades de Barcelona y Granada.

De cada sistema se aprende algo diferente tanto personal como profesionalmente. EGE y Iceland me sirvieron para perder el miedo a un sitio nuevo, un idioma distinto y un sistema diferente al español.

En McGill es donde he pasado más años, primero como estudiante de postgrado y luego como profe por lo que es sin duda el sitio que más me ha aportado profesionalmente –y personalmente–. Yo era una inmigrante más a la que valoran igual que a cualquier local, te forman –gratis– y te entrenan para que eches a volar –o vuelvas a tu país si quieres–. El sistema de estudios de grado es muy plástico, puedes hacer un major en Biología y un minor en historia del arte si quieres, ¿te imaginas?

Si lo hubiera sabido antes… Los estudios de máster son duros, dos años y una tesis con tribunal muy difícil, los de PhD –doctorado– también, el examen es rígido y te ponen a prueba para que demuestres todo lo que has aprendido/desarrollado. Los estudiantes están súper implicados y desde jóvenes manejan el sistema laboral y las oportunidades más pioneras y tú llegas allí y sientes que todos van más rápido que tú. Hay competitividad –McGill es muy buena, y la competitividad allí a mi parecer es sana– y como no hay que pelearse tantísimo por tener financiación los equipos están bien dotados, formados y se ayudan muchísimo entre unos y otros.

¿Cuál es tu rol como investigadora en el Programa de Cáncer Hereditario del Instituto de Investigación Biómedica de Bellvitge (IDIBELL) y el Instituto Catalán de Oncología (ICO)?

Yo dirijo el Laboratorio de Síndromes Raros de Predisposición a Tumores (Rare TumorS Lab, https://hereditarycancergroup.com/team/rare-tumors-lab/). Un equipo de investigación joven en el que estudiamos síndromes muy poco frecuentes de predisposición a tumores y con un gran interés en los tumores benignos.


Hablemos de los desafíos en tu carrera. ¿Puedes compartir algunas de las dificultades que has enfrentado en la investigación científica, especialmente en lo que respecta a la financiación y la burocracia en España?

La burocracia es mortal… tienes que pedir permiso para “ir al baño” bromeamos. En serio, tu planeas un proyecto y lo solicitas con lo que se sabe hoy (pongamos Tiempo 0), te lo conceden y te llega el dinero en aproximadamente un año (Tiempo 12 meses más tarde) empiezas a ejecutarlo y a lo largo de un proyecto de 3 años (Tiempo total 4 años más tarde), ¡imagínate lo que han podido avanzar las cosas incluyendo, las técnicas, los conocimientos, los precios o tus propios resultados que no sabes lo que va a pasar cuando lo concibes!… pues si necesitas cambiar un experimento o necesitas contratar a alguien, primero tienes que solicitarlo vía escrita y formal, esperar a que te lo concedan y luego empezar el papeleo de licitaciones o contratos y después empiezas (Tiempo N+1)… y nadie nos paga personal de gestión para el labo… es todo tú y lo que te ayude el centro en el que estés. Yo hay muchos meses que sólo me dedico a la gestión.

Y no te hablo de contratos y gastos… te dan dinero para contratar a alguien pero no para pagar su indemnización de final de contrato… eso lo “pides como un favor” a algún colega que tenga dinero libre de una donación.

Todavía las mujeresencuentran más barreras que los hombres, eso es innegable


Como mujer, ¿has encontrado más barreras que tus compañeros hombres?

En términos generales todavía las mujeres encuentran más barreras que los hombres, eso es innegable. A veces vienen intrínsecas a tu persona, no hemos sido educados de la misma manera por ejemplo en la confianza propia en la capacidad de obtener algo o de romper las reglas. Hay estudios estadísticos que relatan como las mujeres –en términos generales– solo aplican a una plaza si cumplen 9 o 10 de los 10 requisitos, mientras que los hombres si cumplen la mitad de ellos tienen el valor para aplicar.

Las razones son diversas, menos confianza, menos valor o incluso seguir más las reglas. Otras veces es un machismo sistémico en el concepto de quien va a ser mejor líder, y como se mide esto, pero esto está cambiando mucho aunque quede muuucho trabajo por hacer.

Yo me he sentido muy valorada, he tenido un mentor que siempre me ha empujado/ayudado y a veces se ha quitado del medio para que sea mi nombre el que sale. Además de muchos colaboradores, colegas más senior que yo que me han ayudado e inspirado entre ellas mujeres muy líderes. Así que me considero bastante afortunada porque eso no le pasa a todo el mundo –independientemente de ser hombre o mujer–. También yo salté en un momento en el que estaba en un país que no era el mío, sin pareja y sin hijos, es decir con todo el tiempo del mundo para invertirlo en lo que yo quisiera, y eso en la treintena creo que marca diferencia.

¿Cuál ha sido el descubrimiento o logro más emocionante de tu carrera hasta ahora? ¿Podrías compartir algún ejemplo de un descubrimiento significativo y cuál puede ser su impacto en la aplicación clínica?

Por ejemplo en 2020 descubrimos un nuevo síndrome de predisposicíon a tumores de tiroides, bocio familiar y schwannomas. En 2021 descubrimos el segundo paciente con el mismo síndrome y en edad reproductiva que ahora puede optar a no pasar esa predisposición a la descendencia, es un proceso durísimo pero es una opción que antes no tenían.

El año pasado apareció el tercer paciente, un niño de 16 años con cáncer de tiroides que puede ponerse en seguimiento dirigido a su enfermedad. Este año hemos incluido el síndrome como una enfermedad nueva en los libros azules de la IARC-WHO –clasificación de tumores–. Y actualmente tenemos varias líneas de investigación para entender cómo se inicia el desarrollo de estos tumores debido a esa mutación, las características del gen –se llama DGCR8 y es un maestro de orquesta en la regulación de la expresión génica– hacen que estudiar los mecanismos que ocurren cuando este gen no funciona y da lugar a un tumor nos puede ayudar a encontrar dianas terapéuticas para tumores de tiroides y schwannomas de forma más global.


Sin pensamiento libre y sin creatividad no hay innovación ni hay desarrollo


¿Cuáles son tus próximos proyectos a medio y largo plazo?

Tengo cuatro estudiantes de doctorado a las que tengo que ayudar a cruzar la meta en tres años. Ese es el máximo. En el labo tenemos cuatro líneas grandes de investigación: en tumores de tiroides, en tumores raros de ovario y en un tipo de gliomas de bajo grado. Son muy diversos pero cada uno super interesantes. Además tenemos una línea continua de estudio de pacientes con sospecha de síndrome de predisposición al cáncer en el que el diagnóstico clínico asistencial no ha identificado la causa. Algunos de esos pacientes se convierten en pequeñas historias de casos individuales que seguimos en el laboratorio en modo “investigación personalizada”.

¿Cómo ves el futuro de la investigación del cáncer hereditario?

Potente, nosotros nos dedicamos a la prevención personalizada. Son pacientes de alto riesgo y el descubrimiento de nuevos genes/causas se va a ir apagando –porque quedan las causas extra raras– para dejar paso a la prevención y a terapias/estrategias dirigidas.

Has declarado que no quieres hacer investigación con ratones… Aparte de ser una decisión personal, ¿aún es necesario o las nuevas tecnologías permiten ya evitar en muchos casos el sufrimiento animal en la investigación biológica?

Yo creo en la necesidad de los modelos animales para responder ciertas preguntas, esto es innegable. Pero a mí personalmente no me gusta esa investigación –por razones muy diversas– pero sobre todo porque me gusta investigar con pacientes, son un modelo natural de la enfermedad y obviamente no se puede “experimentar” pero si observar, analizar, correlacionar… es otro tipo de ciencia menos virtuosa, menos creativa, más fácil en muchos casos pero más gratificante para mí. Aún así, nosotros tenemos un proyecto en el que podemos crear un ratón avatar de un tumor raro de ovario para que se prueben terapias nuevas para la paciente, y a mí esto me parece absolutamente necesario porque hay tumores raros que no tienen terapias pero que se conocen algunas que podrían funcionar y poder probarlas en un avatar y obtener la evidencia para poder administrarlas al paciente me parece una pasada. Afortunadamente, actualmente cada vez hay más tecnologías que permiten no tener que utilizar modelos animales –¡mini-órganos en un chip! Son futuristas– y seguirá avanzando.

No obstante, actualmente la investigación con modelos animales está tremendamente regulada y se hace absolutamente todo lo posible para que los animales no sufran, eso tenlo asegurado. Por ejemplo, si hay cortes de electricidad todos los empleados nos quedamos sin calefacción o aire acondicionado para que el animalario siga manteniendo su temperatura ideal –yo he visto regar los animalarios por fuera con agua helada para bajarles la temperatura literalmente–. Si hay obras y vibra el suelo a los ratones se les cambia de edificio para que no se perturben.

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