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Cofradías y Hermandades en los siglos XVI Y XVII


por Pablo Iglesias Aunión


 

Todo parece girar en torno a la primavera, el florecer, el renacer de la naturaleza. Envueltos en los suaves y alargados atardeceres de estos momentos, Montijo extiende su comparecer en el tiempo religioso hasta los años finales del siglo XVI con una clara respuesta de sí al sentimiento y al fervor popular en torno a las llamadas cofradías o hermandades. Las sociedades contemporáneas, hemos recurrido y recurrimos, “…a símbolos, imágenes y creencias para comprender el mundo dirigido hacia un horizonte ideológico compartido, hablamos de lo imaginario[1] .

Y, hablar de la Semana Santa desde este imaginario es indudablemente hablar de las Cofradías y Hermandades, especialmente de las llamadas de Penitencia y para Montijo en su comprensión espacio-temporal, significa remontarnos al último cuarto del siglo XVI y principios del XVII.

Queremos pues ofrecer a nuestros lectores, una visión de las Cofradías que existieron en la Villa de Montijo entre los siglos XVI al XIX de manera muy escueta, pues el tema en su totalidad nos exigiría una amplia dedicación.

La Religiosidad Popular en Montijo: las Cofradías entre los siglos XVI y XVII

Montijo como la práctica totalidad de los pueblos de la Comarca, tienen desde muy tempranas fechas en su historia la presencia de estas asociaciones de la Iglesia que llamamos Cofradías o Hermandades (se puede precisar una diferencia en los términos, pero no procede ahora y aquí).

Pero cabe antes de nada responder a una cuestión en torno a qué es la Religiosidad Popular, como “caldo de cultivo” en el que se mueven las Cofradías. Histórica y antropológicamente la Religiosidad Popular nos pide adentrarnos en lo que se denomina la Historia de las Mentalidades por tanto exige que seamos capaz de analizar aquellos elementos de colectividad, de lo social, del pueblo en su conjunto. Nos estamos pues interesando por el saber del pueblo especialmente en materia religiosa y muy concretamente, a lo que se refiere en todo lo concerniente a la Pasión y Muerte de Cristo.

LA SEMANA SANTA EN MONTIJO A TRAVÉS DE SU HISTORIA
“Ecce Homo”. Pintura Mural, ermita de Jesús Nazareno. Montijo (siglo XVII?).

Las Cofradías en Montijo se constituyen desde un primer momento en esas asociaciones que supieron comportarse como algo más que unas generadoras de información eclesiástica, ya que tuvieron sus momentos históricos con períodos álgidos, otros de estancamiento e igualmente su fase de desaparición como reflejo del propio devenir, evolución y crisis del pensamiento del hombre montijano a lo largo de los siglos (especialmente entre los siglos XVI al XIX).

Montijo arranca su historia cofrade en torno al año 1583 con la llamada Hermandad de la Cruz y la del Santísimo Sacramento a las cuales podemos documentalmente seguir en este estudio inicial hasta el año 1605 (tienen una mayor vida histórica, pero insisto para este estudio). Aparecen referenciadas por vez primera en el testamento de la beata Marina Sánchez cuando ésta, testó a favor de ellas con un donativo en concepto de limosna de “un real”[2].

De la primera, es decir de la Hermandad de la Santa Cruz, conocemos quienes fueron sus mayordomos entre 1603 y 1605: Francisco Sánchez, Gómez Hernández, Francisco de Zumárraga y Francisco de Vargas. Para la del Santísimo Sacramento en estas fechas sólo conocemos el nombre del mayordomo en 1605, el Licenciado Pedro Hernández.

En estos años finales de los siglos XVI y principios del XVII, la realidad cofrade quedaba completada con la llamada Cofradía de Nuestra Señora del Rosario de la que igualmente podemos dar el nombre de sus mayordomos: Pablo Gutiérrez, Gómez Hernández, Juan Rodríguez y Alonso Sánchez (1603-1605 respectivamente).

¿Qué son las Cofradías?

Históricamente suponen un enorme atractivo para el estudio y la investigación y en este mismo sentido histórico y resulta de gran importancia desde esta visión metodológica definirlas como: “asociación de hombres y mujeres, hombres y su familia, pertenecientes a una misma profesión, corporación, gremio o estamento socio-económico, abierta o cerrada numéricamente, que se unen por y para diferentes fines o causas, especialmente piadosas y benéficas, aunque también profesionales, sociales, recreativos, políticos, etc. Bajo la advocación de un santo, marianas, cristológicas, sacramentales o penitenciales u otra persona de la Trinidad, patón o protector. Con una organización más o menos amplia, no necesariamente con estatutos (fundamentales sin embargo para su comprensión histórica), con o sin aprobación episcopal o real” (hoy estatutos y aprobación episcopal son indispensables)[3].

LA SEMANA SANTA EN MONTIJO A TRAVÉS DE SU HISTORIALas Cofradías se van a convertirse en un fiel reflejo de lo que es la realidad social del momento: cerrada y estamentalizada. En ellas, los cargos estaban delimitados a individuos de cierta posición social y de igual manera, estas asociaciones van a suponer una especie de válvula de escape para aquellos a los que esa misma condición social, no les permitía el acceso a cargos de carácter civil (especialmente cargos municipales).

A lo largo de los siglos, Montijo irá desarrollando una amplio diálogo entre lo que es la religión oficial y jerárquica con la religiosidad popular de tal manera que, al llegar el siglo XVIII alcanzarán una amplio espectro entre las cofradías denominadas de Gloria y de Pasión: Hermandad de Nuestra Señora de Barbaño, Hermandad de Sacerdotes Seculares “Cristo de la Buena Muerte”, Cofradía de San Gregorio Ostiense, Cofradía Jesús Nazareno, Cofradía del Santísimo Sacramento, Cofradía del Santísimo Sacramento en el convento del Santísimo Cristo del Pasmo, Cofradía de la Vera-Cruz, Cofradía Dulce Nombre de Jesús, Cofradía Nuestra Señora de la Concepción, Cofradía de Santiago, Cofradía de Santa Ana, Cofradía de los Santos Mártires, Cofradía Nuestra Señora de Belén, Cofradía de las Ánimas y Cofradía Nuestra Señora de los Remedios[4].

Montijo es y ha sido a lo largo de la historia protagonista (como la totalidad de pueblos de la Comarca), de un rico y experimentado sabor popular en torno a la Pasión y Muerte de Cristo centralizando así y de la misma manera, actos tanto cultuales como culturales en torno a las Cofradías. Léanse, por ejemplo, los llamados sermones cuaresmales y penitenciales que trajeron desde conventuales cercanos (Hospital Jesús Nazareno de Mérida o San Isidro de Loriana), a predicadores que enriquecieron el saber popular en torno a estos momentos tan cargados de un contenido teológico, un saber y un acervo al que el pueblo supo darle siempre su vertiente espiritual.


[1] Rina Simón, C: Los imaginarios franquistas y la religiosidad popular (1936-1949). Diputación Provincial de Badajoz. Área de Cultura. Departamento de Publicaciones. Badajoz, 2015. Pág. 15

[2] Archivo Parroquial de San Pedro. Sección, Mandas Testamentarias. Testamento de Marina Sánchez, 17 de junio de 1583 (copia).

[3] Iglesias Aunión, P: Religiosidad Popular en la Extremadura del Antiguo Régimen. Las cofradías en la Diócesis de Coria durante los Tiempos Modernos. Facultad de Filosofía y Letras. Departamento de Historia. Universidad de Extremadura. Cáceres, 2001 Pág. 21

[4] Catastro del Marqués de la Ensenada. Libro de Eclesiástico. Año 1753. Archivo Histórico Municipal de Montijo. Parte de dicha relación nominal aparece en la imagen.