Rafael Cañete ha expuesto su obra, «El fin del principio», en Puebla de la Calzada

Rafael María Cañete, autor de las obras. (Fotos: Teodoro Gracia)
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El 3 de abril se llevó a cabo la inauguración de una exposición de dibujo y pintura en la Casa de la Cultura de Puebla de la Calzada.

Esta exposición, titulada «El fin del principio», presentó los últimos trabajos artísticos de Rafael María Cañete, como parte de las actividades programadas para el ms de marzo en el municipio.


por Teodoro Gracia


La realidad es que aquello era algo más que una exposición, al ser esta temática sobre Jesús de Nazaret, lo que cabría esperar era una manifestación de religiosidad dentro de los cánones tradicionales que la educación cristiana ha marcado en nuestra sociedad occidental.

Pero nada más lejos de la realidad, nada más entrar, nos encontramos con una sala donde todos los cuadros estaban cubiertos por un lienzo negro, todos menos uno, un rostro dibujado a lápiz de un realismo que estremecía, donde se podía apreciar señales de sufrimiento, incluso las impurezas de la piel. Más tarde nos informaron que dicho rostro seguía los matices del rostro de la Sindone de Turín.

A continuación, antes de que fueran descubiertos el resto de los cuadros, pasamos a otra sala donde, tras dar la bienvenida a los asistentes el alcalde Juan María Delfa Cupido, asistimos a la proyección de un vídeo que dio sus inicios en la explosión primigenia que daría origen al universo para pasar por la eclosión de la vida, y como no, el hombre conforme pasaban bocetos y apuntes de los cuadros, dos voces en “off” (femenina y masculina) acariciaban nuestros sentidos con frases de profunda trascendencia donde se recreaba la importancia de la mujer como eje universal y el recorrido por la vida y la muerte como un proceso que en ningún caso se puede entender como morboso.

Una vez descubiertos los cuadros un cuadro donde el grafito y el pastel recreaban un parto, que podemos presuponer como el nacimiento de Jesús, pero que nada tiene que ver con las imágenes que la iconografía nos ha dejado, una mujer con manifiestas muestras de dolor era atendida por un hombre joven, ella sentada daba a luz a una criatura en un lugar inusual (establo) algunas imágenes de Jesús y María dieron paso a una resurrección, que más que resurrección era un grito de rebelión, un cristo que presentaba las heridas propias de la crucifixión y las marcas de los latigazos imagen que parece escapar de una cruz de estructura cúbica donde los clavos continúan clavados en ella, siendo uno de ellos sostén para una mariposa mientras en un hueco que ha abierto el otro clavo en la cruz aparece victoriosa una paloma. Un cuadro de la muerte, realizado íntegramente en grafito, nos presenta a un encapuchado sin rostro e ingrávido que eleva el cuerpo inerte de Jesús sustentándolo por las axilas.