Cofradías y Hermandades: tendiendo lazos y puentes de unión en la sociedad montijana

Uniendo lazos y tendiendo puentes: común unión. Fotografía: Agustín Sánchez Rodas Agustín Sánchez Rodas
Publicidad

por Pablo Iglesias Aunión


Escribir sobre la Semana Santa en Montijo puede resultar fácil o, todo lo contrario, convertirse en algo complejo. Es cierto que la realidad es visionada por cada uno desde el prisma con el que se la mira, pero no deja de ser menos cierto que hay realidades obvias y con peso suficiente para poder entenderlas desde un solo punto de vista: el de la unidad.

Templo parroquial de San Gregorio Ostiense. (Foto: Cedida)

Es justamente lo que han expresado en esta Semana Santa 2023 en Montijo las Cofradías, Hermandades y Asociaciones de ambas comunidades parroquiales tanto, las propias de penitencia o pasión responsables directas de las llamadas “estaciones de penitencia o procesiones” y, las denominadas de gloria, caso de la Hermandad de Nuestra Señora de Barbaño, patrona de Montijo como, la Hermandad del Sagrado Corazón de Jesús.

En los tiempos que actualmente vivimos es más fácil encontrarse con la desunión y el malestar, el individualismo y la tendencia a la separación al querer ir cada uno a lo suyo o, que prime lo de uno por encima de la colectividad que, encontrarse un “codo con codo” en el trabajo por y para la sociedad, la colectividad, el pueblo en general desde la particularidad que configuran las propias cofradías y, en definitiva, la misma Iglesia.

Quizá aquí reside lo esencial: sentirse parte viva de la Iglesia. Quienes formamos las diferentes juntas de gobierno de las cofradías, insisto desde la funcionalidad penitencial o de gloria en cada una de ellas, creemos que el trabajo constructivo de éstas (una de las maneras de expresarlo son los actos públicos), comienza precisamente por saberse parte y unidad de una comunidad parroquial.

A una cofradía no se pertenece por un “sólo momento”: el día que se sale en procesión y punto y final, hasta otro año. No. Quien así lo entiende, imagino que los habrá, terminan por cansarse, no verse reflejado en el trabajo de los demás y finalmente  alejados de los que al resto no mueve en una imitación de vida: Cristo. Cierto, con todos, muchos y particularmente el que les habla, con sus defectos. Por eso seguimos buscando imitarlo.

Puedo entender que, para algunos lectores, estas líneas sean una apreciación que consideren particular, que no deja de serlo. Pero tengan en cuenta, que quienes trabajamos dentro de las cofradías y hermandades, nos sentimos respaldados por un ánimo vocacional que se nos hace presente en el día a día desde la vida en la parroquia (San Gregorio Ostiense y San Pedro Apóstol). Lo que no mueve no es ni siquiera algo altruista sino carismal, que pasa por encima de nombre propios y de protagonismo nominales.

Templo Parroquial de San Pedro Apóstol. (Foto: Cedida).

Además somos lazos y puentes de unión entre instituciones que, olvidando ideologías y diferencias (vivimos en un Estado aconfesional no laico, aspecto a tener muy en cuenta y que así lo recoge nuestra Constitución), recibimos ayuda desde por ejemplo el Ayuntamiento de Montijo, Policía Local y Protección Civil o asociaciones culturales como la Agrupación Cultura-Musical “Andrés Mena” (enorme en esta Semana Santa 2023 nuevamente y es por poner un clarificador ejemplo), siendo de esta manera la respuesta recíproca por parte de unas asociaciones como las mencionadas cofradías que son y, permitan la reiteración: asociaciones públicas de laicos pertenecientes a la Iglesia.

Entiéndame por ello, que con todo lo anteriormente reflexionado, logre entrar y deseo que lo hagan conmigo también, en eso tan necesario en la sociedad de hoy en día y que viene de la mano del consenso de todas las partes: la común unión (comunidad), el respeto, la tolerancia y buen hacer por mirar únicamente a un horizonte: Montijo.

Creo que lo vamos entendiendo. Pienso que las cofradías lo han querido así expresar y asumo que el pueblo de Montijo ha tenido por ello una respuesta insuperable este año con su multitudinaria presencia en la calle.

Sin “bajar la guardia” y con un corazón abierto a la superación, este es el camino desde mi humilde opinión como montijano, como cofrade, pero especialmente como creyente. Gracias a todos por dejar que la libertad de expresión llegue a la exteriorización de lo que vivimos en el templo mostrando así el deseo de alcanzar una sociedad que progrese y quiera ser cada vez más grande, como lo es Montijo que tiene mucho y bueno porque sabe darse a los demás sin miramientos ni distinción.