Tardes de pachanga

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por Antonia Gómez Quintana

Con las barandillas originales de 1919 y el enrejado que circundaba la Plaza de España desmontada en 1958, el artesano de la forja Vicente Gragera, ha reconstruido el quiosco en el lugar donde se encontraba la fuente, destruida al calor del ardor guerrero de un campeonato balompédico.

Se ve que, si bien el marmóreo surtidor desapareció, no así la fogosidad futbolística que continua en los párvulos pies de quienes durante las tardes en el interior del quiosco, protegidos y supervisados por sus madres, juegan sus pachangas a pelotazo limpio contra el enrejado.

Como se ve aquí no se lee, nada sorprendente por otra parte, pues existen dos placas dos, en las que está escrito: “Cuida tu patrimonio. Prohibido el acceso”.