Canción de hielo y fuego

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Tirios y Troyanos

por Antonia Gómez


“Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonía?”

Ajedrez. Jorge Luis Borges

Dicen los que saben que el universo se expande de forma acelerada, vulgo cagando leches, debido a la existencia de una energía oscura, lo que nadie sabe es el porqué del desparrame o si es cosa de Darth Vader, al día de hoy padre de Luke Skywalker.

Por lo visto el cosmos, como todo en esta vida, tiene un arriba y un abajo, así que según tan simples coordenadas ha resultado ser esférico.

Plotino, filósofo griego neoplatónico del que no deben quedar restos ni de las malvas que crio en su día, aseguraba que “el centro es el padre del círculo”, de lo que concluía, significa “el símbolo de lo sagrado y la perfección”.

Ergo Maradona es la mano iracunda de Dios, Messi su profeta y Pablo Iglesias el iluminado mesías de una nueva clase política.

Porque él ha venido al mundo, no solo para juzgar a la casta política, sino para que el mundo sea salvado por él, aunque sea con una verborrea incontenible e ininteligible para los siervos de la gleba.

Ítem más riñendo a palmetazo vivo, como el enseñante añoso que es, ora al electorado que no se entera de tan sublime mensaje, ora bien a los discípulos díscolos que ya le han pillado el gambito de rey.

Ese movimiento que ofrece al adversario el peón que está a su lado para lograr una posición favorable, a saber Monedero, quien calificó su salida de la áurea proporción como “debate de ideas” y pidió que no se tradujera como “choque agónico”.

Pero ahí ha estado esa madre lactante que es Carolina Bescansa para interpretarlo con un enunciado similar: “van a chocar dos trenes”, por lo que se presume ha tenido un déjà vu” ferroviario con lo de Iñigo Errejón, proceso por el cual se apeó en la precedente estación de penitencia.

Claro está que Iñigo cuenta con el santo sostén de Rita Maestre, mejor que los vientos de los dioses te sean propicios, y eso en esto de apoltronarse en el épico trono de hierro puede ser una ventaja.

Prerrogativa que de poco le ha servido al “niño” que amén de quedarse con cara de pistacho miope tras el plebiscito, su fraternal amigo lo ha enviado a provincias en aras del amor, siempre el amor, y sustituido por Irene Montero.

Que de Vista Alegre a pocos metros estuvo el congreso ornitológico del PP, donde no había otro debate, por aquello del pensamiento único, grande y libre, que viene siendo la porfía entre la carroñera gaviota o el charran pescador.

Pero claro está que entre pájaros andaba el juego, porque la estrategia era de espacios, lo “nuevo” y los “viejo” a tiro de piedra.

A fin de cuentas solo una membrana semipermeable separaba ambos baños de masas, esa osmosis que mezcló, a través de un tabique casi poroso, la apoteosis de dos caudillos.

De nuevo el sabio Lampedusa y su “gatopardismo”: «Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”.

Aquí, en los descansillos de este patio interior que es lo cotidiano, quiero ver jugadores y piezas: predicadores sin credo, mecenas del humo, líderes del postureo, héroes de barro, semidioses postizos, segundones encabronados, peristas quincalleros, iluminados sin luces, trileros de casino, anarquistas de salón, proletariado burgués, filósofos de oropel, historiadores de pacotilla, vísceras en red, hígados indocumentados y enteradillos de cualquier especie o credo.

Que desciendan a este tablero adamantino de noches en blanco y negros días, sea entonen cuando, sin ambages, canten una canción de hielo y fuego por el Pueblo.